Te deberías cambiar el nombre,
No es que no me guste,
sino que tengo uno mucho mejor para ti.
ahora que estás conmigo,
así como cambiando de piel
con esas pecas color miel
ubicadas tan perfectas en tus hombros,
y a veces ubicadas tan perfectas en mi boca
cuando voy cayendo por tu cuello.
No porque me dé la gana, aunque me dé.
No porque quiera, aunque quiera.
No.
Yo sólo quiero cambiar tu nombre.
No por curiosidad, aunque la tenga.
No por nada del otro mundo, aunque tú lo seas.
No por excentricidad, aunque lo valgas.
No por dificultad, aunque la tengas.
Juro que no es por nada del otro mundo,
aunque si tú no lo eres, entonces yo no soy de aquí.
Y, si es así, no quiero serlo.
No es que no me gusten esas siete letras,
no es que no me gusten las que le siguen,
pero es que si hablamos de seguir
no me puedo referir a otra cosa que a tu lado.
No es que me moleste si no lo haces,
no es que me vaya a sentir mal si no me complaces,
pero es que, por hacerme sentir así,
te deberías llamar de otra manera.
te toco a ti.
Y después de tocarte así,
¿cómo no vas a cambiarte el nombre?
después de quererte así.
Después de tenerme aquí
sabiéndome completamente tuyo,
queriéndome completamente tuyo.
Explícame ¿cómo le huyo a esto que tanto he anhelado?
Si nunca antes un hombre había querido así
nuevamente, no.
No puedo obligarte.
Si no vas a cambiar tu nombre,
puedo jurar que entre nosotros nada cambiará.
No te sientas presionada.
Aunque tengas uno poco común
y no porque estés conmigo,
ni porque me dé la gana.
No porque no me gusten esas siete letras.
Aunque de seguro ya estás buscando otro nombre.
todo lo que llevo aquí dentro se sale
para ir tras de ti.
Si no cambias tu nombre, tranquila.
No será una caída.
Yo de todas formas, olvidaré esas siete letras
y te llamaré mi vida.