no puede ser obra de Dios.
Tan perfecto que parece un espejismo.
Quizás fue obra de Dalí,
utilizando al máximo el surrealismo,
haciéndole creer a cualquiera que no puede ser cierto.
Las mejores técnicas de escultura
las utilizaron moldeando tu cintura.
A estas alturas la medicina no ha avanzado tanto
como para encontrar la cura
que detenga a mis manos cuando la quiero tocar.
Sus hombros, ay sus hombros.
No hay astrólogo
que pueda armar un universo tan perfecto para mí.
Cada una de sus pecas fue colocada por Caín,
aunque suene inquietante,
ninguna fue colocada al azar,
si tienen la posición exacta
que me invitan a pecar con cada una de ellas.
Quizás puedan ser estrellas
porque a veces en lo oscuro no las veo
pero juego a que las puedo encontrar.
Su cuello,
su delicado cuello tan lleno de su aroma
no lo pudo haber hecho Él.
Tuvo que haber sido una mujer
con cuidadosos detalles.
Su cuello es el camino de Versalles
que me lleva hasta su boca.
¿Y su boca?
No, yo no quiero hablar de eso.
Sería una falta de respeto utilizarla para hablar
y no para dar besos, para darme besos.
La beso tanto cada día
que su boca
ya no forma parte de su cara,
sino de la mía.
Cuando sonríe
lanza un flash a mi cabeza
haciendo que todo se me olvide.
Cualquier hombre que se descuide
quedará atrapado
y decretado sin opción a desalojo
si llegan a ver sus ojos
cuando se quita el cabello de la cara.
Sus piernas que se enredan con las mías al dormir, siempre buscando la manera de no separarnos. Pero ¿quién, en su simple sentido común, querría alejarse de ella? Sus pies, tan delicados, tan perfectos, que siempre la traen de vuelta a mí. Sus manos, sus dedos largos que ya me acarician por instinto con esas uñas color vinotinto como para que no se note cuando aprieta de más. Su pecho y su abdomen, siempre a la espera de que mis dedos se asomen para recorrerlo poco a poco por su piel tan suave, su piel de seda. Cada día decreto un toque de queda por no querer salir de casa para besar su ombligo y todo su cuerpo de pies a cabeza. Con todo respeto, insisto: Él no tuvo nada que ver aquí y te juro que yo tampoco. Es mera coincidencia que en toda tu excelencia seas perfecta para mí. Y disculpa si me extendí, Yo tan sólo quería decirte que me gusta ese lunar. Angel J. Rodríguez
Excelente, como todas las demás. Tus escritos son sinónimo de perfección. Debo decir que cada palabra plasmada en este blog ha identificado un pedazo de mi vida, marcado un dia en mi historia, y usted, simplemente me ha enamorado con unas cuantas letras.
ResponderEliminarComo siempre excelente Querido Ángel, tus letras son realmente hermosas y tiernas que provoca leerlas siempre. Abrazos.
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